Así es como yo había comprendido que las parejas que llegaron a mi vida, vinieron a mostrarme mis heridas, mis vacíos, fueron maestros del dolor, pero finalmente estaba aprendiendo de ello.
En alguna de las sesiones en que recibí Reiki , expresé mi admiración a mi querida Luz , mi amorosa Reikista por su labor, y me dijo: «He visto como ayudaras a muchas personas “, para mi simplemente impensable, yo solo buscaba aliviar mi corazón roto. Solo pensaba en sanarme a mí misma y no pensaba convertirme en Terapeuta, no estaba en mi radar.
Unos meses pasaron, ya no veía a Luz tan seguido, pero había notado que, si había una diferencia en mí, me sentía más tranquila, más en paz conmigo misma y más feliz, reconciliándome con mi amor propio.
Y entonces un día mi mascota enfermó del corazón, entre tratamientos y expectativas de vida de mi perrito, paso un mes, me sentía triste e impotente, el veterinario me dijo que con los cuidados y medicinas podía vivir unos años más, desde la esperanza así lo creí. Al mes siguiente mi padre también caería enfermo. No crecí con él, nuestra relación era cordial por así decirlo, hacía muchos años que él y yo no éramos tan cercanos como lo hubiera deseado, lo extrañé toda la vida.
Mi querido perrito empeoro rápidamente y tuve que dejarlo ir, se fue en mis brazos un 8 de febrero. Fue un dolor tan intenso, parecía que no era real. Sin embargo, mi perrito me estuvo preparando para perder a mi padre exactamente un mes después, un 8 de marzo, se fue dejándome con un profundo dolor. Es así como ellos se convertirían en dos duelos que no quise vivir, que rechacé, a lo que mi cuerpo me respondería enfermándome. ¿Qué quieres de mi Dios mío? pregunté, en ese momento tenía mucho dolor físico y el dolor de ambos duelos aún en mi corazón.
Es así como vi una publicidad » Taller de Reiki y Biodecodificacion «, decidí llevarlo y resonó en mi corazón la información que recibí en ese día. Se complementaba con las conversaciones que habíamos tenido Luz y yo. Viví un taller donde además de aprender un poco más de la filosofía Reiki, puede entender que las emociones no expresadas, lo vivido desde el silencio y soledad pueden manifestarse como enfermedades, nuestro cuerpo enferma por aquello que callamos, en una frase: El cuerpo habla lo que la mente calla. Esa es la base de la Bio decodificación, decodificando el síntoma físico encontramos la emoción detrás de ello.
¿Qué síntoma o diagnostico físico me había llevado a ese taller? Una afección a mi rodilla izquierda. Aún recuerdo al médico diciéndome que muchas cosas tendrían que cambiar en mi rutina, eso sumado al dolor físico constante (despierta, dormida, parada, sentada, recostada, simplemente dolor). Este taller me dio una nueva perspectiva acerca de las enfermedades, no solo el conocimiento en ciencias adquiridos en mi formación profesional de todos estos años. Toda esta información, era un mundo nuevo, ahora además del Reiki había recibido un pedacito de conocimiento que ayudaba a entenderme mejor.
Estar pasando por una enfermedad física, vivir los duelos en mi corazón y haber vivido Reiki como paciente, y como esta energía amorosa me había reconfortado todo este tiempo, pensé entonces ¿y si aprendo Reiki para mí misma o mi familia? ay que miedo y si lo hago mal …
Sin embargo, con miedo y todo, unos meses después tomaría Reiki Nivel I, es así como mi primera formación en herramientas holísticas fue en Reiki. Y lo que ahí aprendí y viví desde la experiencia y mirada de un reikista principiante te lo cuento después.